martes, 22 de septiembre de 2009

¿RECUERDAN A MATTEO GIORGIONI... RECUERDAN LO SUCEDIDO ESA TARDE, AQUELLOS QUE ESTUVIERON EN EL PATIO DEL ANTIGUO LICEO?


Una historia mágica... para volver a recordar...

Otoño 2006


En un bus que regresaba desde el norte de Chile esa última semana de marzo, el asiento N° 13 sería el primer eslabón de una cadena de acontecimientos que se sucederían hasta culminar en un maravilloso Recital Poético Musical, producto de uno de esos mágicos sucesos que la confabulación de espacio-tiempo nos tienen de vez en cuando reservados.


Integrante del Centro de Extensión Cultural Pablo Neruda de la ciudad de San Fernando, Sexta Región, René Barraza Pizarro jamás imaginó que al sentarse al lado de aquel joven, comenzaría otra locura nerudiana que nos contagiaría a todos nuevamente, de la esencia más pura de nuestro eterno amor: la poesía. Y que en esta ocasión, vendría acompañada de la música.


Durante aquel viaje, fue conociendo un poco la historia, los sueños, la sensibilidad de este joven y su lema que pronto se convirtió también en lema nuestro: "Los grandes cambios empiezan desde las pequeñas cosas". Su nombre: Matteo Giorgioni. Un joven de 25 años, graduado en Historia y Filosofía en la universidad de Bologna en Italia, que a la escasa edad de 6 años comenzó a descubrir los sabores y sonidos del mundo, de la vida y de la naturaleza, derramando en el piano su amor por la música. Y al interior de nuestro grupo, comenzó a desarrollarse un nuevo sueño.


Cada tarde de ensayo, Matteo nos transportó a través del teclado de un hermoso piano Steinway que dentro del museo del liceo Neandro Schilling de nuestra ciudad, llenaba el aire de emociones intensas. Su sonido embriagando mi alma, encendió dentro de mi pecho incontenibles sensaciones, transformándose en versos todas aquellas lágrimas que en profundo silencio se atrevieron a rodar por mis mejillas. Y nació un poema, escrito en esas madrugadas que precedieron a la noche del Recital, al que convocamos como en cada ocasión a toda la comunidad, para compartir juntos la conjunción de las fuerzas y energías del universo entero, que hacía que desde puntos tan lejanos del globo se pudieran unir dos distintos idiomas en el lenguaje perfecto de la música y de la poesía.

Y llegó la esperada noche del Recital "Poesía en Piano"...


El antiguo patio del liceo en proceso de restauración, guardó en silencio las voces y las risas de los niños de antaño corriendo por sus suelos, y escondió entre sus muros la añoranza de un pasado lejano que aún permanece intacto en un retazo del ayer, para dar cabida a los poemas y a la música. Esa noche, la última del mes de marzo, cuando el aire de otoño se colaba entre los corredores, todo estaba dispuesto para tan extraordinario evento. Con imponente estampa, el negro y lustroso piano Steinway, se encontraba instalado en el medio del patio rodeado por las altas murallas que se perdían en el infinito, dispuesto a inundar cada alma presente con su aroma melódico que permanecería para siempre guardado dentro de cada uno de nosotros.


Mientras la noche oscura arropó con su manto de brillantes estrellas el patio del liceo, desde un ventanal en el segundo piso un nerudiano comenzó a declamar esos primeros versos que daban la partida al recital, y la ronda poética fue girando en la noche. Luego llega Matteo. Con esa juventud que se viste de sport y zapatillas, y que sin embargo armonizaba perfectamente con la figura del piano, se acercó con su cara repleta de sonrisas y sus ojos brillando de emoción, con esa sencillez que sólo alberga quien posee un espíritu grande. Comparte con el público entre cada tema presentado, y explica a un auditorio de más de cien amigos de la cultura y el arte, cómo en su proceso creativo, toma una melodía que le gusta, la pone dentro de su pecho, espera a ver que pasa dentro de él, luego comienza a tocarla en el piano, y es ahí cuando su alma se comunica con el alma del ese gran instrumento, en un lenguaje que ya no necesita de palabras: tan sólo la emoción tiene cabida.


Matteo se entrega por completo, y sus dedos de oleaje interpretan un abanico de variados temas conocidos y una a una sus hermosas composiciones, comenzando con su primera creación que a los 15 años surgió del dolor de tener a su abuela hospitalizada allá en Italia... "cuando una semana más tarde terminé de componer este tema, mi madre me avisó que mi abuela había muerto. Así, -comparte Matteo- ella se fue al cielo transportada en el sonido de mis lágrimas".


La noche termina perfecta y redonda, y el joven italiano ya no pudo dominar su emoción cuando el público presente le aplaude de pie y le canta, por estar de cumpleaños en esa primera madrugada de abril.


"Los grandes cambios empiezan desde las pequeñas cosas". Esa noche pequeñas grandes cosas sucedieron, y pequeñas semillas se albergaron dentro de cada uno de nosotros. Aún resuenan en el patio vacío, así como en mi pecho lleno de aquellas sensaciones, los ecos de la música. Él se debió marchar llevando su mochila cargada de recuerdos. Prometió regresar, y cuando eso suceda, buscaremos nuevos pequeños sueños que entre todos haremos realidad una vez más.


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