¡Adiós Nonino…!
Semejas el adiós desde
todas las cosas.
Te paseas sonoro por mi
mente
con tu puñal de música
pretérita.
Me sacudes del fondo
hasta el comienzo
te me vas de las manos
y te atrapo con sogas de
emociones
rebanando mis dedos
partiéndome este corazón
que ya se hizo pedazos.
Llévame hoy
desde tu partitura
que me quiebra el
aliento
que me lastima
y me conmueve
y me deshoja el alma
como si fuera un árbol
y se vinieran sobre mí
todas las otoñadas de la
tierra.
Te anudas en mi cuello
con esa pretensión
de un sentimiento
que trata de brotar
y se ha quedado seco.
Me remeces el pecho
con aquel bandoneón
que implacable describe
este intenso momento.
Y sigo siendo yo
tan diferente.
Sigo aquí en mi rincón
de las preocupaciones no
resueltas
cómplice de este tango
que estremece mi cuerpo.
Sigo siendo yo
con mis karmas atados a
la espalda
de pie frente a un
destino
que se nubla y se pierde
en mis ojos de lluvia.
Atrapo la emoción
en mi mentón que tiembla
y en una lágrima
indecisa
que no sabe escapar
de este momento
incierto.
¡Y tú Nonino
permaneces conmigo!
Ignorando que sigues
lanzando puñaladas
en este corazón
que de tanto latir
corre como un caballo
desbocado
que se aleja de mí
como yo quiero hacerlo!